Un diseñador de camisetas debe de conocer todas las técnicas que se utilizan para estampar camisetas, pues muchas veces los diseños dependerán de la técnica utilizada…
La serigrafía es una técnica de impresión que consiste en estampar una imagen, dibujo, texto, etc con tinta en un soporte que puede ser muy variado (papel, tela, plástico, vidrio, metal, etc). Es la técnica que más se ha utilizado en la estampación de camisetas a lo largo de toda su historia, si bien en la actualidad hay diferentes técnicas más modernas que poco a poco le van cogiendo un poco de terreno.
Si nos remontamos a la historia, las técnicas serigráficas más antiguas provienen de la cultura oriental, estimando sus inicios allá por el año 3000 a.C. Podemos decir que la serigrafía moderna tal y como la conocemos hoy en día comenzó a principios del siglo XX, en Francia y Estados Unidos. Las primeras camisetas serigrafiadas de las que se tienen constancia datan de una portada de la revista “life” del año 1942, en donde aparece un soldado con la inscripción “Air Corps Gunnery School” en su prenda. Este proceso se ha hecho popular en la actualidad porque a partir de un mínimo de impresiones (suelen estar en torno a las 50 camisetas) se consiguen estampar estas prendas a un coste relativamente barato y con muy buena calidad.
El proceso del serigrafiado de camisetas es el de transferir una o varias tintas a la prenda, mediante una pantalla que previamente se ha emulsionado con un producto que sella las partes que no deben de ir impresas. Al presionar la tinta sobre esa malla, ésta solo pasa por la parte del diseño, quedándose impregnada en la tela.
El primer paso para poder serigrafiar una prenda es diseñar el dibujo que queramos plasmar. Éste tiene que imprimirse o dibujarse en un acetato transparente. También necesitamos una pantalla, que está formada por una malla entrelazada muy fina, normalmente de poliéster o nylon. A esta pantalla se la trata con una emulsión sensible a la luz. Si ponemos el acetato con el diseño pegado a esa emulsión en un cuarto oscuro y damos luz, la parte del dibujo no la recibirá (y por tanto no se curará) y podremos quitarla lavándola con agua. Ya tenemos la pantalla con la parte donde no debe de pasar la pintura cubierta por la emulsión. Solo nos queda colocar la pantalla sobre la camiseta, echarle la tinta encima (al ser densa no pasará por sí sola a través de la malla). Con una racleta presionaremos para que la tinta traspase la malla y… ¡voilà! Camiseta serigrafiada. Ahora solo queda esperar que la tinta se seque (en las serigrafías tienen un túnel de secado en el que se ponen las camisetas y se les da calor y se secan antes). Si queremos imprimir más de un color, tendremos que hacer pantallas diferentes para cada color e ir pasándolas una a una. Existen máquinas que permiten hacerlo de una manera más cómoda y profesional (manuales y automáticas).
Aunque parece un rollo todo lo que acabo de contar en realidad no es un proceso complicado, pero que como todas las cosas requiere del saber hacer y experiencia que tienen los profesionales de la serigrafía.